miércoles, 7 de diciembre de 2011

'The Good Wife' y la angustia de Alicia Florrick

Nota: Spoilers del último capítulo de The Good Wife.

El episodio de The Good Wife del domingo fue un zas para todos aquellos incrédulos que, desde que empezó la temporada, se han atrevido a dudar de la serie del momento. Junto con Fringe, la serie protagonizada por Alicia Florrick (papel que, recordemos, le ha valido un merecidísimo Emmy a Julianna Margulies) es capaz de ofrecernos los episodios más intensos de la televisión. Y con el listón tan alto que dejó al acabar susegundo año, no es de extrañar que ahora los seguidores esperásemos impacientes un nuevo estallido.

Ya se han escrito ríos de tinta sobre ello: The Good Wife es en sí una tensa red de relaciones que, de vez en cuando, acaba estallando. Pero que no veamos el interior de los ascensores en todo momento no significa que este loable drama legal haya perdido fuelle. Disfrutar con esta serie no es aplaudir al terminar de escuchar un soliloquio, sino más bien ponerse de los nervios cuando un personaje levanta una ceja o mira a través de un cristal. No hay llantos ni gritos, pero sí una enorme diversidad de emociones perfectamente presentadas.

Y el episodio del domingo, si fue brillante, fue por todo lo que vimos antes. La desaparición de Grace fue tan angustiosa porque una semana antes Jackie había acusado a Alicia de desatender a sus hijos. La suegra no es trigo limpio, y un hecho puntual como este puede ser el argumento que necesita para intentar que le retiren la custodia a Alicia. No hemos visto todavía las consecuencias, pero no creo que esto quede en un susto (porque en The Good Wife nada pasa porque sí). Y, por cierto, aún nos queda por ver qué papel juega Peter, que de momento se le ha visto muy comprensivo y racional.

Por otro lado, la relación entre Alicia y Kalinda sigue tibia y tensa, pero la investigadora aún no ha renunciado a su amistad, como nos dejó claro con esa sonrisa al final de la segunda temporada. Que se pusiese a buscar a Grace como una loca y no parase hasta encontrarla y llevarla a casa fue probablemente lo mejor del episodio. Estoy seguro de que todos estábamos deseando que Grace tuviese un desliz y le contase a su madre quién la había llevado a casa.

Que la protagonista haya decidido dejar de verse con Will tampoco es casual. Poco a poco se va dando cuenta de que su jefe esconde secretos que no es capaz de contarle (el desfavorecido retrato que le están haciendo al personaje es uno de los frentes más interesantes de la temporada), y además ha empezado a ver su relación con él como una distracción que le impide centrarse en lo que más le importa: sus hijos.

Lo que quiero decir, en definitiva, es que ninguno de los nueve primeros episodios de la temporada sobra. The Good Wife se construye poco a poco, de manera lenta pero segura. Entrelaza muchas tramas que al final recaen sobre un mismo centro, Alicia. Como además los responsables de la serie saben hacer que el camino sea de lo más divertido, con unos casos originales e impecables y un sutil sentido del humor que cada vez sale a la luz con más frecuencia (casi siempre de la mano de Eli Gold), no puedo encontrar otra palabra para definir la serie más que perfecta. En todos los sentidos y a todos los niveles.

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